Adrián Conal. Voluntario de Walter Pack en NER group

“Una iniciativa como ésta te abre la vista y te permite descubrir otro mundo.”

Desde el año 2010 decenas de voluntarios del Nuevo Estilo de Relaciones (NER Group) colaboran en iniciativas solidarias para contribuir a mejorar la sociedad y el entorno que nos rodea. Adrián Conal es una de esas personas que compaginan su trabajo en Walter Pack con su actividad solidaria, y al que mueven de forma adicional sus circunstancias personales: su propio hijo de 10 años sufre una discapacidad funcional.
Hace poco más de un mes Adrián y otras dos personas más de organizaciones pertenecientes a NER Group participaron en las jornadas Hiru Handiak de deporte adaptado y dirigidas al alumnado con discapacidad funcional de tres centros situados en Sopuerta, Otxarkoaga y Derio. El resultado, una experiencia “fantástica” y “recomendable al 100%”.
Adrián Conal

P.

Hace varios días participaste en un programa de sensibilización escolar de deporte adaptado. ¿Por qué te has involucrado en esta iniciativa?

R.

Pues básicamente por dos razones. La primera es porque tengo un hijo que tiene un trastorno obsesivo del comportamiento, TOD (trastorno organizativo desafiante) y TDAH que precisa una atención especial. Cuando surgió la posibilidad de trabajar con gente con discapacidad funcional pensé que, de la misma manera que otras personas se habían movilizado e implicado en el cuidado de mi hijo, yo ahora tenía la oportunidad de devolverles lo que yo había recibido antes con mi hijo. Además, me gusta mucho la educación, la formación y el deporte, y dije, un 3 en 1, así que ni me lo pensé dos veces.

P.

Háblanos del programa: ¿A qué escolares ha ido dirigido y en qué han consistido las actividades?

R.

En este caso han sido alumnos de Secundaria, adolescentes de alrededor de 15 años, con tres tipos de actividades enfocadas siempre a la práctica del deporte. Hay que tener en cuenta que estos jóvenes no tienen una relación de proximidad con el deporte, en muchas ocasiones porque ellos mismos creen que no pueden o les resulta complicado practicarlo. Las tres actividades eran el baile, para que los chicos y chicas tuvieran la posibilidad de interactuar entre ellos si acuden a una fiesta. La segunda era la pelota, para ayudarles a coordinar los movimientos mientras juegan a pala, y por último el patinete, para enseñarles unas nociones básicas para manejarse con el monopatín.

“La inclusión de personas con diversidad funcional debería ser una norma en todos los centros escolares”

P.

¿En cuál participaste tú?

R.

De NER Group acudimos tres voluntarios, y cada uno participó en una actividad: una persona participó en la de baile, otra con la pala y yo, con el monopatín. Y aunque no tenía ni idea me dije: así aprendes un poquito.

P.

Por curiosidad, ¿cómo resultó tu experiencia como skater?

R.

Pues se ha limitado a sufrir muchas caídas, a bajar a lo loco por alguna cuesta y a terminar con las rodillas llenas de heridas. Esto no es lo mío: prefiero caminar y, como mucho, andar en bici. El skate, siempre con respeto. Si los chicos y chicas hubieran tenido otro monitor como el que estaba enseñando los principios básicos la cosa hubiera sido diferente.

P.

¿Con cuántos jóvenes estuviste y en qué centro?

R.

Yo estuve con alrededor de 31 personas, todas ellas con discapacidad funcional. El centro en el que participé es el de San Viator de Sopuerta, y me quedé sorprendido por el grado de integración absoluta que tienen estos alumnos con el resto, que es algo que está costando en otros centros: en el de mi hijo, por ejemplo, solo están él y un compañero, que son los primeros que tienen discapacidad funcional, y en ocasiones la convivencia con el resto del alumnado no es fácil.

P.

¿Qué ha supuesto para ti esta experiencia?

R.

Ha sido fantástica. En todo lo que llevamos de año no había recibido tantos abrazos como los que me dieron esa mañana. Es gente súper agradecida: a poco que le dieras la mano para ayudarle a montar en el patín, a patinar o a lo que sea buscaban en todo momento tu aprobación y te daban un abrazo, solo por estar con ellos y prestarles atención.

P.

¿Ha sido una experiencia recomendable?

R.

Al 100%. A pesar de que yo tengo un hijo con ciertas especificidades y que eso me permite conocer más de cerca otras realidades, una iniciativa como esta te abre la vista y te permite descubrir otro mundo.

P.

Esta iniciativa se puede ver desde dos perspectivas: la de los propios escolares con diversidad funcional y la de sus compañeros. ¿Cómo la perciben los peques con diversidad funcional?

R.

Estaban muy contentos y a todos les gustaba participar en todo. Se les veía implicados, aunque había alguna actividad que les gustaba más que otra: de hecho, todos estaban pendientes de la música, pero cuando practicaban la actividad que les tocaba se volcaban en ella.

P.

Desde un punto de vista más personal, ¿qué te han aportado estas jornadas?

R.

He intentado aportar y ayudar en todo lo que me pedía el monitor que estaba allí prestando especial atención a las personas que tenían algún tipo de discapacidad específica, como movilidad reducida, visión, oído, etc., para que no sufrieran ningún percance y disfrutaran de la experiencia

“En todo lo que llevamos de año no había recibido tantos abrazos como los que me dieron esa mañana”

P.

Después de participar en esta experiencia, ¿qué crees que pueden hacer los compañeros de alumnos con discapacidad funcional en su día a día?

R.

El centro en el que he participado, San Viator, lo tiene todo muy bien controlado porque hay muchas personas con diversidad funcional, y esta convivencia está normalizada y muy asumida por todos. En el que está mi hijo, sin embargo, solo hay dos personas con diversidad funcional y la convivencia no está tan integrada, aunque desde el primer momento los profesores se esfuerzan en educar al resto de los alumnos. En San Viator, al haber tantas personas y ser uno de los tres centros con mayor grado de inclusión lo tienen más normalizado. Todos los centros deberían tender a eso, a que no sea algo exclusivo, sino que sea la norma, y extenderla a todas las personas, no solo con las que tienen diversidad funcional sino con las que vengan de otros países, sean de razas diferentes… Porque todos tenemos una tendencia a segregar a las personas distintas aunque lo hagamos de forma inconsciente.

P.

¿Qué crees que puede hacer la sociedad por las personas con diversidad funcional?

R.

Depende mucho de cada una de las personas, pero sobre todo tenemos que ser pacientes y prestarles mucho cariño, porque es lo que demandan. Atención, paciencia y cariño.

P.

¿Qué papel crees que juega NER Group en este tipo de iniciativas para conseguir esa integración real?

R.

Si no fuera por NER no podríamos participar en este tipo de ideas ni llegar a iniciativas como ésta. Todas las personas que estamos dentro de NER Group hacemos aportaciones para intentar mejorar un poco diversos aspectos de la sociedad. Porque hay ideas en un montón de campos y, a diferencia de otras empresas y organizaciones, NER nos da la posibilidad de participar en ellas.

P.

¿Has tomado parte en otras iniciativas de NER?

R.

Hace varios años participé en otra que consistió en acompañar a la playa a personas mayores y fue igual de enriquecedora que ésta.

“La sociedad tiene que prestar atención, paciencia y cariño a las personas con diversidad funcional”.